Algo que caracteriza al cine japonés, es plasmar la vida cotidiana fuera de las grandes ciudades. Al parecer, debido a que en aquella nación existe un gran contraste entre su hipertecnologizada cultura y la vida que se vive en algunas prefecturas suburbanas.

La apacible vida lejos de la ciudad

En «El sabor del té» (o Cha no Aji), presenciamos un tipo de vida que ya nos ha acostumbrado a mostrar el querido estudio Ghibli con sus bellos atardeceres en caminos junto a campos de arroz, el particular sonido de las fuentes de bambú shishi odoshi cuando se llenan de agua, las noches de verano con el intermitente sonido de las cigarras, o las estatuas de Jizo que se encuentran en algunos caminos.

el sabor del té

En esa línea, Katsuhito Ishii nos presenta el día a día de la familia Haruno, en una idílica casa tradicional, ubicada en una zona rural, y en la cual, cada uno de sus representantes debe lidiar con distintas situaciones de la vida, en las que se mezcla lo real con lo fantástico.

the taste of tea
La familia Haruno

El clan se compone del abuelo, un excéntrico señor de desordenado pelo gris, y antiguo dibujante de animación. El matrimonio compuesto por Nobuo, quien se dedica a la hipnosis terapéutica, y Yoshiko, quien trabaja como dibujante de un anime (dato freak: El mismísimo Hideaki Anno actúa como director de este anime).

El maestro Hideaki Anno tomándose una chelita

Finalmente, tenemos a Hajime, un tímido adolescente que se enamora de Aoi, la chica nueva, a quien intentará impresionar por medio de su habilidad en el Go. Y la pequeña Sashiko, quien debe lidiar día a día con una versión gigante de ella misma quien la observa a cada momento.

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Fantasmas, Doppelgängers y otras rarezas

A la familia, se suma el tío Ayano, quien encontrándose de visita, les contará a sus sobrinos la anécdota de cómo en ese mismo lugar cuando niño, luego de andar por el bosque, no se aguantó las ganas de cagar e hizo encima de lo que para él era un huevo gigante a medio enterrar. Y resultó que a partir de ese día se le apareció el fantasma de un tipo completamente tatuado y ensangrentado quien le observaba donde estuviera.

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Hasta que un día en educación física, después de intentar durante mucho rato dar un giro en una barra horizontal, lo consiguió y por fin el fantasma desapareció. Motivo por el cual, la pequeña Sashiko intentará realizar la misma proeza para deshacerse de una vez por todas de su doble gigante.

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Como verán, «El sabor del té» retrata las aventuras de cada uno de los integrantes de esta inusual familia, lo que a simple vista pareciera ser un film costumbrista como el de Yasujiro Ozu, pero con dotes surrealistas, los cuales si los sabemos llevar (es decir, no nos resultan ridículos), nos cautivarán durante las dos horas y veinte minutos que dura la película.

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En cuanto a su director, si bien podrá resultarles desconocido el nombre Katzuhito Ishii, fácilmente recordarán los magníficos segmentos de animación de Kill Bill, de la cual fue director de animación. Y, además, dirigió la película Funky Forest: The First Contact, compuesta por una serie de historias loquísimas que merecen una reseña aparte.

katzuhito ishii

Finalmente, no hace falta contarles más sobre esta gran película, solo que resulta ideal para ver durante una soleada tarde y dejarse llevar por esa tranquila vida alejada de la ciudad que a muchos les encantaría tener.

¿Dónde la veo?

«El sabor del té» es mu fácil de encontrar. Puedes disfrutarla aquí mismo:

Rodrigo Leal

Cinéfilo, profesor de Filosofía, dibujante de comics y artesano en cuero = un fenómeno de circo.